PERSONAJES DE TEATRO
La noche se cierne en la penumbra de la soledad y cientos de seres inventados y concebidos en la mente de un genio marchan huérfanos en busca de un montículo de tierra, huesos, injusticia y soledad.
Son personajes creados, pero no por ello dejan de ser el reflejo más realista de la sociedad de todo tiempo, porque aunque cambien los nombres, los lugares, los juegos e incluso las costumbres, la esencia de todos ellos está siempre presente en cada nación, en cada pueblo.
Ya solo queda polvo bajo el chopo viejo, pero aun así Doña Rosita, una anciana soltera aferrada a su primer amor, Bernarda Alba, una mujer caciquil y represiva con sus hijas, Yerma, una mujer atormentada por no poder concebir un hijo, que termina asesinando a su esposo para librarse de la carga de no poder ser madre y cientos de personajes no dejan de vagar buscando a su padre.
Un sonido de guitara acompaña a estos sonámbulos, guitarra que huele a esperanza, la esperanza en una sociedad que aunque perdone nunca olvide.Pero a quien buscan lleva una herida desde el pecho a la garganta, la herida de a quien le arrebatan la vida sin justificación alguna o tal vez la justificación más injusta, ser diferente en una sociedad que se empeña en categorizar, estereotipar y juzgar lo ajeno o desconocido y ante todo ello, ser un genio de corazón noble que se fio de los malos y la muerte halló.
La noche de luz de luna y de sombras que guardan secretos que pasan de boca en boca con el sigilo de quien todo lo vigila pero sin vigilar su propia alma, esa noche se convierte en el escenario del clamor de unos hermanos, de unos personajes de teatro, que quedaron desamparados cuando el mascarón se acercó y bailó al ritmo de la intransigencia y el odio, provocando el llanto de la atenta estatua de la libertad y de los claveles y rosales de su Granada, mujer potente de ébano y de nardo.
Y de pronto Yerma, Bernarda, Rosita y todos los demás se miran y ven como la muerte que cubrió de sangre aquellas bodas de 1931, se acerca como una mendiga y la luna cubre de luz aquel círculo, aquella fosa, en la que el genio Federico sigue reposando bajo la atenta, vigilante y guardiana mirada de sus hijos, herencia que a todos nos dejó.
Y con la luz del sol todo ellos desaparecen para dejar que los personajes de teatro se conviertan en los personajes de la vida, la ficción se convierte en la más pura de las realidades día tras día, generación tras generación.
Autora: Carmen Gavañ