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MI GRAN AMOR

Ésta escribe estas letras, es libre como el viento y nunca presa, y si algún enamorado quisiera encerrarme entre las rejas de sus besos, yo me deslizaría por ellas hasta escaparme, y es que mi corazón ya tiene dueño y siempre lo tendrá…


Porque entre sus labios encontré lo que le faltaba a los míos, no sé cuando me enamoré o quizás fue él quien se enamoró de mí, lo que si se es que desde que sus labios se juntaron con los míos, no nos pudimos separar, y sé también que lo nuestro fue la más bella historia de amor que nadie pudo vivir, que nadie pudo sentir…


Pero algunas veces las historias no acaban bien, nuestro amor era prohibido, mal visto por algunos y perseguido por muchos, pero nunca tuvimos miedo, juntos pasamos los mejores años de nuestra vida, no necesitábamos a nadie si nos teníamos a nosotros, entre nosotros no había mentiras ni rencillas, sólo había sueños de un mundo mejor, a ese mundo nosotros le dejábamos un gran tesoro, el tesoro de nuestro amor, de ese gran amor que un día la muerte separó...


Porque esa temida muerte llegó, la esperábamos quizás, porque sabíamos que el día que llegase estaríamos juntos con una sonrisa, siempre juntos, siempre sin separarnos de la mano, pues mi vida no tenía sentido sin la suya, y sé que la suya tampoco sin la mía, los dos crecimos juntos y maduramos juntos, sabíamos que el día que nos separasen al otro le quedaba una difícil misión. Un día, ya de esos últimos días de su vida, él me dijo con una sonrisa que nunca lo separarían de mi lado, que nunca renunciaría a mí, que él formaba parte de mi, y entre esas últimas palabras sólo me pidió una cosa, que no me olvidará de él, que el olvido no se apoderara de su recuerdo, que luchará nuevamente por los dos, y que encontrará un nuevo amor, alguien con quien sentirme nueva plena…


Y el tiempo desde su muerte ha pasado, y aunque han sido muchos mis enamorados, ninguno me dio lo que él me dio, ninguno me amó como él me amó, ni a nadie podré amar como lo yo lo amé, y a pesar de que voy por el mundo buscado un hueco, un lugar donde quedarme solo siento que lo echo de menos, echo de menos sus versos al atardecer, sus profundas reflexiones.


Quizás a esta altura de mi relato el lector ya se pregunte quién es el afortunado que me robó el corazón para dejar tan grande huella, su nombre era y es Federico García Lorca, y ¿quién soy? Yo simplemente soy la libertad….


Autora: María de la Paz Valero


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