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ANTES DEL ALBA

No importa que el niño calle cuando le clavan el último alfiler, no importa la derrota de la brisa en la corola del algodón, porque hay un mundo de la muerte con marineros definitivos que se asomarán a los arcos y os helarán por detrás de los árboles.

Federico García Lorca. Poeta en Nueva York



Se me escapa la vida en un suspiro, en las calles de la ciudad de la Alhambra y del amor prohibido. En el albero rojo que presagia una muerte imperfecta donde los ríos se transformarán en agua salada y los que dicen ser sabios lo denominarán milagro.

Tan solo es un día más del caluroso mes de agosto y el final de una etapa será para otros un nuevo comienzo. ¿Qué sentirán aquellos que no dibujan en su rostro ni la más mínima mueca? ¿Qué reflejarán sus ojos? ¿Qué gritarán sus silencios más profundos?


- No te preocupes, será algo rápido. Ya lo he visto hacer antes- me dice un joven que había pasado desapercibido durante estas interminables horas.

- ¿Por qué estás aquí?- quise saber.

- ¿Y qué importará eso mañana?

- Importa ahora Eso es todo lo que tenemos.


Mi compañero me ignoró y retornó a su invisibilidad. Volví a estar solo rodeado de la incertidumbre del tiempo y la putrefacción de la vida que está a punto de acabarse.


Ese tiempo que pasa a la velocidad más lenta que conoce. Constante. Rítmico. Incesante. Palpitante. E inevitablemente imperturbable.


Y ahí está: mi verdugo. Con los ojos oscuros, tan hermosos en otras circunstancias, tan tenebrosos ahora. E intento ver una disculpa en el temblor de sus manos o en el sudor de su frente, pero el odio lo enturbia todo dibujando un halo de oscuridad alrededor del desconocimiento.


Y cuando siento que los latidos de mi corazón me matarán primero y justo antes de sumergirme en la penumbra, veo en lo más profundo de su océano escapar esa lágrima salada con la que aliviaría su alma.


Autora: Patricia Moreno





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